La maternidad es una experiencia grandiosa que nos regala momentos maravillosos día con día, sin embargo, también tiene sus momentos de debilidad y está repleta de experiencias sumamente complejas, puede ser agotadora y, en ocasiones, poco valorada y subestimada.
Quejarse de la maternidad, no es bien visto, y menos aún, querer hacerlo con otras mujeres, que incluso, también son madres. Si intentas hacerlo con otras personas, no solo terminas juzgada, sino también sintiéndote culpable y miembro fundadora del club de las malas madres.
Todos sabemos que al quejarte de algo, te desahogas y, de cierta forma, te liberas; es decir, mostrar desacuerdo con algunos aspectos de nuestra vida, es lo más normal del mundo. Es más, podemos quejarnos de cualquier cosa o situación; pero nunca jamás podrás quejarte de lo agotador que resulta ser madre, aunque expresar esos sentimientos implique un alivio, por el contrario, verás por lo menos alguna cara o recibirás un comentario de reprobación: De qué te quejas?; Cansada, de qué? Para qué querías hijos entonces?.
Así que optas por callar y guardártelo todo, aún y cuando el cansancio te tenga al borde del manicomio. La consecuencia? ir alimentando un sentimiento negativo que te haga sentir abandonada emocionalmente o que no eres suficiente para remediar el caos de tu vida.
Es inconcebible que en los tiempos actuales, sólo puedas desahogarte con tu diario.
Decir “me siento cansada, rebasada, necesito tiempo para mí, necesito ayuda, estoy preocupada o asustada”, significa literalmente lo que se quiso decir, no que uno quiere olvidarse de que existen sus hijos, o que la maternidad es el error más grande de su vida, o que tenemos menos amor por nuestros hijos. Debemos entender que hay todo un contexto.
Una madre, es antes mujer, es humana, es un ser individual como todos los demás que puede ser feliz y que tiene el derecho de poder expresar aquello que la agota o la rebasa. Las quejas son sinónimo de cansancio, de que tienen muchas responsabilidades en sus espaldas y a veces, simplemente sienten que no pueden con todo. Las quejas constructivas son la herramienta que tienen en muchas ocasiones para darse cuenta de que hay algo que tienen que cambiar.
No debemos juzgar a alguien, y mucho menos a una mujer que todos los días y en todo momento abandona su propia vida para vivir la vida de otro ser que ella sabe que es mucho más importante que ella.
Ya no estamos en el siglo pasado donde la mujer era sinónimo de sacrificio y abnegación. Hay que seguir luchando por la corresponsabilidad con la pareja, por poder tener tiempo de descanso para una misma y por no tener que sacrificar todo si no es lo que realmente se quiere. No somos mujeres todoterrenos.
Cómo verán los demás la necesidad de ayudarte, si haces todo por todos?
Si te quejas no eres una mala madre , eres una madre real y auténtica. Recuerda que estar sometida a demasiado estrés durante mucho tiempo al final pasa factura en la salud física y emocional. Si necesitas ayuda, pídela! No es obligación poder con todo, debes saber dónde están tus límites y buscar soluciones para sentirte bien tanto contigo misma como con el entorno que te rodea.
Mientras libras las batallas en el día a día recuerda que esos pequeños ojos que te observan piensan que eres perfecta, que eres la super heroína más fuerte y que puedes conquistar el mundo. Y que tú, eres más que suficiente mamá.
Desde la trinchera de un hogar…
Cindy Rigada Aguilar
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