En algún punto de nuestra vida nos hemos visto en la disyuntiva de querer irnos de algún lugar, trabajo o relación, ya que sentimos que permanecer ahí, no representa un avance para nosotros y, por el contrario, nos contiene en dar un cambio favorable a nuestra vida.
A veces tomar la decisión no nos lleva tanto tiempo, pero tener el valor para optar por un cambio y permitir que fluya, no es fácil. Y, mientras nos hacemos de fuerzas, permanecemos en ahí, en ese trabajo o relación que ya no nos hace felices.
Tratándose de las relaciones de pareja, pueden darse dos tipos de situaciones: Puede ser que tu relación no funcione, pero de tu dependencia emocional es tan grande, que, justificándola en el amor, no estás consciente de lo que pasa contigo, que incluso seas anulada como persona, dejes de lado tu vida, tu gustos o amistades, por coincidir o seguir a tu pareja, pero pierdas muchas cosas de perspectiva, sin estar consciente que estás atada a una relación que no suma.
O bien, que seas una mujer que ya hizo consciencia sobre su relación, que ya agotaste todas las oportunidades pertinentes, pero sabes que por más que lo intentes, algo falla, no fluye y es definitivo que la relación no augura un futuro prometedor. Sin embargo, a pesar de ello, no te vas; ahí permaneces.
Si estás en esta situación puede ser que seas objeto del apego emocional, ya que a pesar de estar consciente que tu relación de pareja ya no funciona, estás en una fase de sumisión por querer preservar esa relación.
Tienes claros los señalamientos de “salida” dentro del círculo emocional en que te encuentras, pero por una razón que consideras desconocida y, por la inercia de llevar un tiempo juntos, optas por permanecer ahí anteponiendo las necesidades de tu pareja a las tuyas creando un desequilibro.
Como es de esperarse a la par que sigues en ese círculo, que de manera consciente sabes que no es bueno para ti, este desequilibrio aumenta, tu relación se deteriora y se acaba rompiendo.
En ocasiones lo que impide que tomes estas “salidas” que tienes claras, más que amor, es el apego emocional. Y puedes detectarlo porque tu fuente de amor propio no eres tú misma, sino tu relación y lo manifiestas en miedo al abandono y a la soledad.
Por lo tanto, muchas veces la raíz del problema no es la relación en sí, sino quizás alguna carencia emocional de tu parte o falta de afecto, baja autoestima, falta de amor propio, etc. Un profesional en el área podrá a ayudarte a identificarla.
La dependencia es como una droga que crea adicción, cuanto más piensas, más quieres estar con esa persona o en ese lugar. El apego emocional destruye el amor propio y la autoestima.
Sabes que tu relación ya no suma y necesitas irte, pero no sabes como? Recopilé unas pautas que espero te sean de utilidad:
-Reconocer el problema.
-Aceptar el dolor. Tenemos que estar conscientes que soltar, nos va a doler, porque vamos a perder algo que teníamos y ahora ya no; pero que ello, es por un bien mayor.
-Aferrarse siempre hará más daño que soltarse.
-Debemos entender que las situaciones y las personas cambian, lo que en un principio fue genuinamente bueno para nosotros, si ya no lo es más, debemos aceptarlo.
-Los fracasos te ayudan a evolucionar y de los errores se aprende, te ayudan a crecer como persona.
-Una vez que des el paso, es importante que pases un tiempo sola para que te descubras y te aceptes nuevamente.
-Tienes que trabajar en quererte a ti primero para después querer a otras personas.
-Permítete fluir. Cuando fluimos, generalmente nos topamos con gente y experiencias maravillosas que nos llevan a un mejor puerto llegado el momento.
-Aprende a perder. Se ha puesto de moda hacer posible lo imposible; la mejor manera de recuperar nuestro poder es soltar.
-Busca ayuda profesional. Es importante que desarrolles un amor propio sano y que te valores.
La buena noticia es que dejar atrás el apego emocional es posible, solo tienes que trabajar en ello. Tú puedes alcanzar tu mejor versión. No estás sola.
Una persona con poder personal es la que se quiere así misma y tú eres la persona con la que más tiempo vas a pasar el resto de tu vida; enamórate primero de ti.
Desde la trinchera de mi hogar…
Cindy Rigada Aguilar
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