Cuando hablamos de deporte, en específico amateur, pensamos en los términos del deportista, el entrenador, el preparador físico, el psicólogo, la institución o academia en la cual imparten las clases y ya por último en los que desde mi perspectiva son los más importantes: Los padres y madres de familia.

Ellos son la otra cara del deporte ; la que no se ve y en pocas ocasiones es reconocida; sin embargo, ellos son la columna vertebral del desarrollo y rendimiento de sus hijos esos niños, niñas y jóvenes atletas.

Los padres de familia son los encargados de llevar a sus hijos a clases, de elegir al entrenador, la academia a la cual van asistir, de recordarles que deben tener el uniforme listo y limpio, que las raquetas, pelotas, balones, palos de golf , etc los lleven a su entrenamiento, los cuidan en sus lesiones deportivas, intentan ser nutriólogos buscando siempre darles la mejor alimentación y también el rol de psicólogos cuando no quieren ir a un entrenamiento o la noche previa a una competencia calmar sus nervios y estrés; son sus mejores fotógrafos y toman los videos de las mejores jugadas para exaltar sus logros.

Sin embargo, al involucrarse en el deporte, los papás que llegaron a asumir diferentes roles, de los cuales muchas veces no están afectados, pero que son importantes en el desarrollo del juego de su hijo (a); dentro de estos tenemos:

El padre entrenador . Da indicaciones técnicas, tácticas, que puede llegar a contradecir al propio entrenador. Está muy informado, sabe los resultados de los contrarios de su hijo, dónde entrenan, quien los entrena. Le gusta mucho el deporte que practica su hijo, acostumbra a practicarlo también o lo había practicado.

Al chico le aparecerán dudas, puede llegar a cuestionar la valía del entrenador, no sabe qué es lo que tiene que hacer ni a quién tiene que hacer caso. Es común encontrarse con comentarios de este tipo “no sé cómo golpear la pelota, mi padre me dice así y mi entrenador me dice lo contrario”, “antes de la competencia mi entrenador me dice que haga esto y mi padre me dice que no lo haga “.Lo que les digo a los” padres entrenadores “es que dejen hacer al entrenador, el entrenador es el profesional, que tengan confianza en él, que no se metan en su trabajo.

El padre CAMALEÓN

Padre que se camuflajea de tal manera que al hijo le cuesta saber dónde está mete. Es lo más parecido a un marino americano pintado y vestido con las pinturas y vestimenta de guerra. Le suele decir al chico “tu juega que yo estaré por aquí mirándote, tú tranquilo”. Por lo general, al principio del partido, se coloca cerca del terreno de juego y medida que va avanzando este va cambiando de lugar. Cuando el hijo mira fuera de la pista ya no ve, entonces mira dos pistas hacia allá y allí está su padre, escondido entre arbustos. Es importante controlar estos “paseítos” porque el chico estará más pendiente de dónde se colocan y podrá ser el siguiente sitio que escojas que no del propio juego.

El padre CANGURO

Padre que no deja respirar a su hijo, sobreprotector al máximo, no se da cuenta que lo presiona, atosiga. Lo arropa en su “bolsa” y no le deja hacer nada por sí solo.

El padre PORTEADOR

Padre diferente al padre canguro porque este no tiene ni voz ni voto delante de su hijo . Se pasa el día sirviendo a su pequeño marqués. Es el padre que carga con todo el material del hijo, que le va a buscar el agua al bar porque el niño se ha dejado y no quiere ir a por ella. El que le pone la ropa bien dispuesta en el vestuario y lo espera para secarlo después de la ducha. Lo que te dice es “ya le voy a buscar las raquetas así no se enfada”, “prefiero cargar con todo el material así él no se cansa”.

Padre “HOOLIGAN”

Padre que grita, vocifera, insulta. Acostumbra a utilizar frases del estilo “si pasa la pelota que no pase el jugador”, “árbitro eso es penalti, pítalo c….”, Etc.

Y entonces, si los padres son la columna vertebral del hijo deportista ¿cómo se especifican que actúen ?:

El padre DEPORTIVO . Apoyar e incentivar la práctica deportiva entendida como un proceso formativo integral que fomenta la relación social y la integración grupal.

• Tiene en cuenta los intereses deportivos del niño y no los suyos.
• Sabe distinguir entre la peligrosidad y la sobreprotección.
• Respeta las decisiones del entrenador y decisionesros, enseñando a sus hijos que el juego también tiene normas que han de ser tenidas en cuenta para poder pasarlo bien.
• Enseña a ganar con humildad.
• Enseña a perder con deportividad.

Vale la pena que seamos conscientes de nuestro comportamiento y si no es del todo correcto, cámbialo. El beneficiado siempre será nuestro hijo.

Nos leemos en la próxima …

Por: Psicóloga Marisol Díaz Molina, MFIT4U (México) Facebook: https://www.facebook.com/MFIT4U/

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